lunes, 12 de noviembre de 2007

Análisis interpretativo



Quizá, el principal problema al interpretar la obra consista en que Don Quijote no es uno, sino dos libros difíciles de reducir a una sola novela. El loco de 1605, con su actitud fresca y desvergonzada, causa más risa que suspiros, pero el sensato anciano de 1615, perplejo ante los engaños que todos cometen en su contra, exige al lector trascender el significado de sus palabras y aventuras mucho más allá de la interpretación primaria.

Podría decirse que la obra tiene dos objetivos: el primer objetivo Como dice en el prólogo de la primera parte: “todo su ser es una invectiva contra los libros de caballerías”, o como dice al final de la segunda: “no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas de los libros de caballerías, que por las de mi verdadero Don Quijote, van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna.” Mostrando al caballero de la mancha como un triste viejo loco.
Es por este motivo que Cervantes carga, algunas veces contra los lectores y otras, contra los escritores de ese género de libros.
Pero a medida que avanza el libro, Cervantes descubre los hermosos ideales de los libros de caballerías y al final, el libro mezcla el desprecio por los libros de caballerías y la melancolía por recuperar esos ideales como la caballerosidad, la bondad, el heroísmo, la defensa de los oprimidos, la búsqueda de un objetivo noble en la vida.

El segundo objetivo de la obra gira en torno a si es posible encontrar un ideal en lo real... o formulado de otra manera... si la realidad supera a la ficción, o la ficción supera a la realidad. El quijote es un personaje muy complejo capaz de mezclar los hechos más disparatados con una inteligencia y, a veces, una lucidez fuera de lo común, Se puede incluso pensar que finge su locura. Es bueno, se mueve por los altos ideales y por amor, no distingue la realidad y la ficción. Más aún, transforma la realidad para acomodarla a su ficción... En su libertad para escoger, ¿Qué debe suponer el hombre sobre la realidad? ¿Qué idea puede hacerse de ella? ¿Podemos cambiar el mundo a través de nuestro ser o el mundo nos cambia a nosotros? ¿Qué es lo más cuerdo o lo menos loco? ¿Es adecuado intentar cambiar el mundo? Todas estas incógnitas vividas por un anciano que por pensar esto, es mas visto como una persona loca, que como un idealista revolucionario.
Cervantes creó una novela que interpreta la realidad, no según un solo punto de vista, sino desde varios puntos de vista distintos al mismo tiempo. Torna la realidad en algo sumamente complejo, pues no sólo intenta reproducirla, sino que pretende incluso sustituirla.

Se mire donde se mire, la obra tiene un sentido palpable que apunta a reflexionar sobre temas existenciales y de moral, como por ejemplo la búsqueda de un propósito en la vida y la recuperación de valores perdidos por la corrupción de la sociedad. Por este motivo el Quijote de la Mancha sigue siendo una novela inalterable en el tiempo, puesto que los valores que entrega son renovados en cada siglo de forma cíclica... “cuando ya todos los atisbos de moral están perdidos, esta novela nos hace evocar esos ideales de antaño”

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